4.- El fundamento del orden social en la democracia - Por: Héctor Gonzalo Córdoba Espitia

15.11.2012 15:35

 

1.- El orden no surgirá en la sociedad democrática de modo repentino, impuesto por unas pocas voluntades de hombres poderosos. Contrariamente, será la consecuencia del proceso evolutivo, de tal manera que su creación definitiva será el acontecimiento culminante con el que se verifique el cambio cualitativo de la nación en sociedad. En ese momento la nación ascenderá en la escala evolutiva de los grupos humanos, pasando del estado en el cual es un agregado muy grande de individuos de la especie humana, al estado en el cual es un ente organizado por medio del conocimiento que desarrolla la conciencia ciudadana y la soberanía popular.

2.- El conocimiento aportará a cada uno de los individuos la conciencia de la realidad en la cual desarrolla su vida y le permitirá entender su relación con la Naturaleza y con la comunidad de modo que pueda dirigir sus actos y su comportamiento en armonía con la estructura y la disposición de ellas.

En la condición de fuente originaria del orden social el conocimiento comenzará a manifestarse en los procesos de información respecto a temas tan esenciales como: 1) Las condiciones de existencia que requiere la población para acceder al bienestar y al mejoramiento constante de la calidad de la vida. 2) Los recursos naturales, humanos, materiales, técnicos y científicos disponibles en ese momento en la nación. 3) Las prioridades en la conquista del bienestar general y la clasificación de los pasos que deben darse en el mejoramiento constante de la calidad de vida. 4) Las acciones que se requieren y los objetivos de organización social que deben alcanzarse para obtener la plena atención de las prioridades y de los pasos subsiguientes del plan de conquista del bienestar general y del mejoramiento constante de la calidad de vida.

A partir de esos procesos se irán desarrollando propuestas de organización social y de ordenamiento de las relaciones entre los habitantes, con la finalidad de difundirlas a la población y llevarlas a debate público en todos los lugares del territorio nacional, haciendo posible que la misma población construya y elija por mayoría de votos las propuestas que considere más convenientes y estime de prioritaria aplicación. 

Así, el orden se establecerá por conducto de eventos electorales en los que intervendrán las facultades mentales de los electores y será la directa consecuencia de procesos racionales colectivos fundamentados en el conocimiento.

3.- Es cierto que no todos los integrantes de la población dispondrán de los conocimientos o de las informaciones suficientes para concebir proyectos de organización social; sólo unos pocos especialistas en temas científicos y técnicos estarán en capacidad de hacerlos.

También es cierto que en las naciones catalogadas como atrasadas o subdesarrolladas la gran mayoría de la población carece del nivel de conocimientos e informaciones suficientes para analizar y evaluar la viabilidad y el fundamento acertado de los proyectos y es claro que esa aptitud varía mucho de unas naciones a otras y que, de todas maneras, siempre habrá un margen, aunque sea pequeño, de sectores de población que no estén capacitados para escoger, entre varios proyectos, aquellos que se destaquen por la mejor calidad científica y de conveniencia general.

No obstante, en todas las naciones del planeta terrestre cada individuo siente y comprende, sin mayor esfuerzo intelectual, cuáles son sus necesidades vitales presentes y futuras y está en capacidad de fijarse claros objetivos o metas que pretenda alcanzar conforme a sus inclinaciones o a los conocimientos y experiencias que vaya obteniendo en el curso de su existencia.

Esa comprensión de necesidades e inclinaciones, así como el planteamiento de los proyectos futuros de vida de cada uno, constituyen los intereses individuales, vienen a ser los motivos de los actos, de las preferencias, de las aficiones y de las tendencias personales, así como la razón explicativa de las relaciones de cada uno con los demás integrantes de la nación y con los recursos naturales existentes en el territorio.

Más adelante tendremos oportunidad de mirar en detalle los intereses individuales, por ahora quedan mencionados teniendo en cuenta la función que cumplen respecto a la creación y selección de los proyectos de organización social. En tal suerte, aunque sean muy pocos los especialistas capacitados para elaborar los proyectos de organización social, e igualmente sean muy pocos los individuos que puedan evaluar científicamente sus contenidos, esa circunstancia no impide que el resto de la población pueda juzgarlos desde el punto de vista de sus intereses personales y escoja entre ellos, de tal modo que los seleccionados sean aquellos en los cuales se vea favorecido el mayor número de intereses individuales. Esto es completamente posible cuando el fundamento del proceso de elección es el del interés general representado por el mayor número de intereses individuales.

Lo que queda dicho no significa que en definitiva la elección de los proyectos de organización social no será el resultado de la deliberación y de los procesos de conocimiento sino el de las inclinaciones y apetencias en las que prevalece lo instintivo, afectivo, sensorial o sentimental, por encima de lo racional. Esa no será exactamente la condición en la cual se elijan aquellos proyectos; basta tener en cuenta que el primero y más importante de los requisitos de su creación será el de que sean aprobados en las asambleas de los partidos que los propongan después de ser sometidos a debates amplios en los que no faltará el aporte de los conocimientos, la experiencia y el sentido común y práctico de buen número de personas; tampoco puede desconocerse que en lo concerniente a la escogencia de algunos de esos proyectos por medio del voto de los ciudadanos, aunque sea mínima la función cerebral de pensamiento de los electores, requerida para concebir sus intereses personales, de todos modos no será posible hacerlo sin el ejercicio de esa función. 

 

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