Lo primero que está visible en el panorama político de la nación colombiana es la división de la totalidad de la ciudadanía en dos estratos: el estrato dirigente y el estrato gobernado; el primero, en el plano superior, aparece superpuesto al segundo. La existencia de estos dos estratos en la estructura organizativa de la nación demuestra que el régimen de gobierno es el de oligarquía plutocrática, totalmente opuesto al régimen de la democracia.
El estrato dirigente está integrado por un exclusivo conjunto de ciudadanos que desarrollan actividades de dirección social, económica, cultural y política, determinantes de las condiciones de vida de quienes hacen parte del estrato gobernado.
A su vez, el estrato gobernado está conformado por la enorme mayoría de ciudadanos y habitantes que trabajan en las más variadas profesiones, oficios, artes y ocupaciones, unos de modo independiente y otros en la condición de empleados o como medianos o pequeños empresarios, o en la condición de rentistas, pensionados o desempleados; todos son los sujetos pasivos de la acción política y de la acción de otras actividades de dirección; asimismo, todos tienen la común característica de no realizar operaciones o tareas influyentes en la economía o en el gobierno de la organización social en ninguno de los niveles: nacional, departamental, distrital o municipal.
El estrato dirigente está compuesto por dos estamentos que se caracterizan por tener, cada uno de ellos, un común estilo de vida o una análoga función social; son el estamento político y el estamento económico. El primero siempre está visible como agente activo de dirección política, social y cultural; el desarrollo de su actividad gira alrededor de la oculta finalidad de poner el ejercicio del poder político al servicio del estamento económico en la función de expedir las leyes, las ordenanzas, los acuerdos y los presupuestos y en la de encaminar hacia el beneficio del estamento económico la contratación, la burocracia y el funcionamiento de la administración pública. Los mencionados servicios son la obsecuente correspondencia a la facilitación de recursos que el estamento económico hace para la financiación de las campañas publicitarias con las que se hacen elegir los integrantes del estamento político.
Dentro de un régimen de Oligarquía Plutocrática, como el vigente en Colombia, los pocos grandes propietarios de capital son la minoría selecta que, por la sola capacidad de su poder económico, tiene la facultad rectora de la economía de la nación y junto con esa facultad tiene el carácter de estamento económico del estrato dirigente. Los demás propietarios de capital, que no pueden clasificar dentro de esa élite, son subordinados y dependientes de ella en el giro de sus negocios, además de que, sin importar el muy alto nivel de propiedad de capital que tengan, permanecen dentro del estrato gobernado.
Aquí cabe anotar que el estamento económico también participa en actividades de dirección social y cultural pero no aparece como dirigente, prefiere permanecer disimuladamente distanciado del poder político que las realiza, no obstante ser el beneficiario del ejercicio de la actividad política y el verdadero gobernante de la nación.
La realidad fáctica también indica que los ciudadanos integrantes del estamento político del estrato dirigente, con muy pocas excepciones, son originarios del estrato gobernado, no obstante que gran parte de ellos pertenecen a familias propietarias de altos niveles de capital y que los demás son de clase media alta.
El estamento político, casi en su totalidad ha sido hasta la actualidad, de manera similar al estamento económico, una minoría selecta de ciudadanos, a la cual solo ingresan quienes puedan ganar la confianza del estamento económico mediante muy buenas referencias y la condición de estar sujetos al compromiso de obrar en el ejercicio del poder político favoreciendo los intereses del estamento económico. Los aceptados disfrutan ampliamente de la facilidad de usar recursos para la publicidad y la realización de las costosas campañas electorales, con lo cual tienen todas las posibilidades de ser elegidos y reelegidos.
Ambos estratos sociopolíticos están en permanente relación, ambos son partes del todo que es la nación colombiana. Esa relación necesariamente se desenvuelve dentro del campo de la economía, dada la circunstancia de que la convivencia de los habitantes en el territorio nacional exige a todos la obligación de participar en las labores conducentes a satisfacer las necesidades humanas por medio de bienes y servicios que deben producirse y realizarse con el trabajo de los habitantes y el aprovechamiento de los recursos naturales existentes en el territorio.
Dado el hecho de que la producción se realiza aplicando el trabajo humano a los recursos naturales del territorio y que el control sobre el acceso a los recursos naturales ha sido la condición que posibilita la acumulación de capital, quienes tienen dominio sobre esos recursos alcanzan la posición dominante en los procesos productivos y distributivos de bienes y servicios; esa posición les da el poder de dirigir aquellos procesos, de escoger a los ayudantes subordinados y a los obreros que participen con la fuerza de trabajo, así como el poder de remunerar esa fuerza por el precio que estimen como el necesario para sostener la energía laboral.
La existencia de posiciones dominantes y subordinadas en los procesos productivos y distributivos de bienes y servicios es la evidente manifestación de que la participación de los habitantes en la economía de la nación está jerarquizada de mayor a menor grado según sea mayor, menor o ninguna la propiedad sobre el capital, de manera que solo unos pocos grandes propietarios de capital tienen la facultad de manejar los negocios que producen mayores rendimientos y mayor acumulación de ganancias, mientras que, subordinados y dependiendo de ellos, en escalas inferiores que aumentan el número de sus integrantes a medida que descienden van ubicándose los menores propietarios de capital que obtienen menores rendimientos, hasta llegar al más bajo nivel de la pirámide social donde están situados los habitantes que, por no ser propietarios de capital, tienen que obtener los ingresos necesarios para atender su subsistencia y la de sus familias por medio del trabajo asalariado en las empresas o en el servicio personal de los que sí son propietarios.
El estamento económico del estrato dirigente es el actor principal, el dominante, y el que más se beneficia de la relación con el estrato gobernado. El estamento político del estrato dirigente solamente es el gestor que interviene en esta relación como agente favorecedor de los intereses del estamento económico pero obra en el manejo del poder del Estado simulando que procura el bien común y representa la voluntad del pueblo.
El hecho, ya antes anotado, de que la participación de los habitantes en la economía de la nación está subordinada a la estratificación social y, por tanto, está jerarquizada según sea la propiedad sobre el capital, no excluye la posibilidad de que el natural desacuerdo de intereses entre varios sectores de la actividad económica, nacido de las ambiciones de los empresarios de ganar más con menores costos, sea causa de la búsqueda de apoyo en el ejercicio del poder político valiéndose de grupos de activistas políticos originarios del estrato gobernado, los cuales se integran para pertenecer al estamento político pero, por ser contradictores de algunas de las prácticas monopolistas del estamento económico, no consiguen que éste los financie ni que los acepte como sus dependientes.
Así, los nuevos grupos conforman partidos políticos o disidencias de los partidos históricos, e intervienen en el debate político financiados por los sectores de la actividad económica que son renuentes a permanecer sometidos al dominio del estamento económico tradicional. El objetivo principal de su actividad es la conquista de posiciones en el Congreso de la República o, en las circunstancias más optimistas, la presidencia de la República. En cualquiera de esas dos circunstancias podrían estar en condiciones de expedir leyes, reglamentos o actos de administración pública favorables a los intereses económicos de sus patrocinadores.
La mayoría de los ciudadanos integrantes de esos grupos no tienen intención de participar en la política con la finalidad de servir a la nación en la búsqueda del bien común y la conquista del progreso y del bienestar general de los habitantes, sino la de acceder al poder político para usarlo en beneficio personal y en favor de sus familiares, de manera que puedan enriquecerse rápidamente y ascender en la jerarquía de la escala social, que se mide por la propiedad del capital.
En desarrollo de ese designio se dedican a conseguir votos para alcanzar posiciones políticas donde tengan acceso al manejo de los presupuestos, de la contratación y de la burocracia, de la misma manera como lo hacen los políticos de los partidos tradicionales y de los partidos nuevos que ha creado el estamento político del estrato dirigente. Para obtener ese objetivo tratan de hacerse elegir en las corporaciones de representación popular, como el Congreso de la República, las Asambleas Departamentales y los Concejos Distritales y Municipales, o hacerse elegir en los cargos administrativos de elección popular, como las Gobernaciones y las Alcaldías. El modo de hacerlo es el de organizar maquinarias electorales que congregan clientelas políticas, haciendo promociones y mercadeo de votos, con procedimientos similares a los que acostumbran los comerciantes.
Otros grupos minoritarios igualmente procedentes del estrato gobernado, que también tratan de participar en la política, son los integrados por ciudadanos coincidentes en la desaprobación y el rechazo al manejo que el estrato dirigente da a la economía y a los asuntos de interés público y social de mayor trascendencia, como son los del trabajo en los aspectos de salarios, condiciones laborales, prestaciones sociales y desempleo, los asuntos de seguridad social, los de la salud, los de la educación, la vivienda, el transporte y los servicios públicos domiciliarios. Por medio de críticas y reclamaciones procuran formar corrientes de opinión que motiven la organización de partidos políticos que se comprometan a modificar el modo de gobierno y de administración que originan la desatención, las faltas y deficiencias en los asuntos arriba mencionados, las cuales consideran como directa causa de los perjuicios, del malestar, de la pobreza y de la indigencia en la que vive la mayor parte de los habitantes pertenecientes al estrato gobernado.
Desafortunadamente, los partidos que se forman para alcanzar las finalidades de bien común, arriba mencionadas, caen en peligrosas trampas; poco tiempo después de haber sido creados y haber comenzado a tener aceptación pública son infiltrados por los buscadores de posiciones políticas en el Estado. Estos negociantes de la política van acompañados de los hábiles cazadores de votos y agentes del mercadeo político, especialmente cuando se aproxima la época de elecciones; aunque aparentemente hacen crecer a los partidos a los que ingresan, los desvían de su original finalidad, los desnaturalizan y los convierten en otros instrumentos más al servicio de intereses personales. En esa condición solo sirven para realizar la infructuosa tarea de distraer y dividir la capacidad electoral del estrato gobernado, como lo hacen los otros partidos de este estrato, impidiendo que se llegue a conformar la mayoría ciudadana que establezca la democracia.