2 - La minoría de ciudadanos adueñada del poder político

09.11.2017 10:23

                Aunque la Constitución Política de Colombia menciona al Pueblo indicándolo como lugar donde reside la soberanía y como fuente de donde emana el poder público, ese solo enunciado no le reconoce los caracteres de entidad jurídica y política ni le da el fundamento de aptitud por el cual debe ser el exclusivo titular del poder político.

                Decir que la soberanía está o reside exclusivamente en el pueblo no es equivalente a decir que el Pueblo es la única entidad que ejerce de manera exclusiva la soberanía. La primera proposición reconoce que la soberanía está exclusivamente en el pueblo pero no impide que de allí sea tomada para ser ejercida por quienes se hacen pasar por sus representantes. Esta circunstancia explica por qué la soberanía mencionada en la Constitución Política no tiene conexión con las ramas del poder público, ni desarrollo real y efectivo en la normativa de los órganos que integran esas ramas.

                Desde el punto de vista teórico, el poder político del Pueblo es la característica esencial de la verdadera democracia; ese poder deberá ser la resultante de la reunión y combinación de los poderes políticos individuales de todos los ciudadanos de una nación. Pero, si la Constitución no reconoce expresamente la existencia del Pueblo como entidad política, tampoco reconoce la existencia del poder político del Pueblo, ni la existencia del poder político de los ciudadanos.

                Por tanto, en este país la gran mayoría de los ciudadanos no tiene poder político; aquí el poder político solamente lo tiene el muy reducido grupo de ciudadanos que pertenecen a la clase dirigente, la cual está integrada por dos exclusivos grupos: el del sector económico donde se concentra la mayor propiedad de la riqueza del país, y el del sector político, dependiente del sector económico, donde se asocian las familias de los profesionales de la política que se ocupan de los asuntos públicos y de la atención de la clientela política para la finalidad de servir y proteger los intereses económicos de quienes los patrocinan.

                La clase dirigente existe desde la fundación de la República; desde entonces ha sido dueña del poder político, por ser éste el instrumento esencial de la organización social, el cual utiliza para gobernar. En la teoría política se conoce este modo de gobierno con el nombre de Plutocracia, palabra que significa gobierno de los ricos, y también con el de Oligarquía, que significa el gobierno ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social.

                El modo directo de cambiar el inequitativo gobierno de la Oligarquía Plutocrática consiste en crear y proteger el poder político del Pueblo. Para alcanzar este objetivo es necesario comenzar por la creación y protección del poder político de cada uno de los ciudadanos.

                El poder político ciudadano existirá cuando todos o la gran mayoría de los habitantes de la nación, jurídicamente calificados como ciudadanos, ejerzan la facultad de participar de manera real y efectiva en la organización y el gobierno de la sociedad, interviniendo en la creación de programas de gobierno y apoyando en los procesos electorales a los programas que mejor representen y expresen sus voluntades políticas individuales.

                Las fuentes originarias de este poder serán las opiniones políticas personales que los ciudadanos expresen y confronten con la finalidad de buscar el acuerdo y la coincidencia con las opiniones políticas de los otros. Así, la comunicación y el debate de las opiniones políticas individuales serán los actos con los que empezará el ejercicio del poder político de cada ciudadano.  

                El modo natural del ejercicio de este tipo de poder será colectivo, dada la circunstancia de que la legítima capacidad de gobierno solamente se podrá alcanzar cuando el poder político de cada ciudadano esté unido a los poderes políticos individuales de muchos otros ciudadanos que coincidan en el mismo propósito y formen un acuerdo capaz de sostenerse en la aprobación de la mayoría y demostrarse mayoritario en el escrutinio electoral.  

 

 

—————

Volver