1.- Puede definirse la libertad como el modo de vivir de los seres humanos en el cual cada uno tiene la posibilidad de hacer lo que quiera, conforme a su voluntad, según lo que elija y le indique su inteligencia. Ese modo de existencia solamente puede darse dentro de los grupos humanos o dentro de las naciones; su rasgo esencial consiste en que los individuos obran con autonomía.
La posibilidad de obrar con autonomía depende del concurso de dos facultades humanas: la inteligencia y la voluntad. La inteligencia de cada individuo escoge lo que considera más conveniente a su interés y la voluntad realiza los actos con los cuales obtiene las finalidades concebidas o prefiguradas en la inteligencia.
2.- Una de las características sustanciales de la libertad consiste en la posibilidad que tienen las inteligencias de los individuos para escoger o elegir, teniendo como punto de referencia el interés de cada uno. Ese interés se dirige hacia la satisfacción de sus necesidades vitales y de sus deseos de acomodamiento al medio ambiente, hacia la obtención de placer o hacia la adquisición de conocimiento.
La otra característica sustancial de la libertad es la posibilidad que tienen las voluntades de los individuos para realizar los actos conducentes a la consecución de los resultados previstos por su inteligencia o para asumir el comportamiento compatible con las finalidades que aquella facultad haya elegido.
Pero la libertad, ya no considerada como una facultad cerebral sino como una condición de la existencia de los seres humanos, no puede aislarse de la Naturaleza y ni de la sociedad.
Por más que se quiera, no pueden evitarse o superarse los impedimentos y limitaciones de carácter físico o material que la Naturaleza impone a los actos de los seres humanos; las acciones que contraríen o alteren la estructura y organización de la materia y el modo como se desenvuelven sus procesos y sus movimientos resultan frustradas o son causa del deterioro del medio ambiente y del perjuicio para las condiciones de existencia en el planeta terrestre, con la consiguiente disminución de la calidad de la vida, o pueden causar destrucción de vidas o graves daños a la salud física y mental de seres humanos.
Además, la libertad solamente puede existir dentro de la sociedad humana y dentro del marco de las relaciones entre los individuos que la integran. Durante todo el curso de sus vidas, los seres humanos están rodeados de otros seres humanos, también libres, con quienes de un modo u otro existe permanente relación.
3.- El campo en el que mayormente se manifiesta la libertad como condición de la existencia humana es el de las relaciones tejidas entre los individuos integrantes de las naciones. La coexistencia de las libertades de todos impone límites a la libertad de cada uno. Consecuentemente, la libertad de uno no puede extenderse más allá del punto en que deteriora o impide el ejercicio de la libertad de los otros.
Este modo de entender la libertad ya estaba en el pensamiento de los integrantes de la Asamblea Nacional Francesa que promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano el 26 de agosto de 1789, donde se expresó en el artículo cuarto: "La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro: por eso, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos. Tales límites sólo pueden ser determinados por la ley".
4.- La reflexión sobre el origen de la libertad comienza por considerar que la inteligencia y la voluntad son aptitudes biológicas alcanzadas por la especie humana en el proceso evolutivo y son las resultantes del mayor desarrollo del cerebro y del sistema nervioso.
Entre todas las especies animales habitantes del planeta terrestre solamente la especie humana alcanza la libertad como una facultad que habilita a los individuos para dirigir por sí mismos su comportamiento en la relación con la Naturaleza y en la relación de unos con otros. Esta facultad es la directa consecuencia del uso del conocimiento.
El conocimiento es obtenido como resultado de las avanzadas funciones del órgano cerebral y del sistema nervioso de los seres humanos. El avance de esas funciones, ya se ha dicho, es la consecuencia del proceso de evolución de la especie humana.
A través del conocimiento pueden los seres humanos optimizar su relación con el mundo que les rodea y compenetrarse con el medio ambiente, de tal manera que pueden comprenderlo y pueden dirigir su conducta del modo más adecuado para el mejor aprovechamiento de sus vidas.
La capacidad de conocer se ha desenvuelto en la facultad de tener conciencia de los propios actos, tanto en los motivos como en las finalidades, y en la facultad de tener voliciones, tanto para alcanzar algún fin como para evitar algún resultado o consecuencia, haciendo posible que los individuos puedan determinar ellos mismos su comportamiento.
En la medida en que se conozca más y mejor la realidad circundante próxima y la que se proyecta a la distancia, en el tiempo y en el espacio, existirá una mejor orientación en la definición del qué hacer o qué no hacer y del cómo hacerlo o cómo evitarlo. Ese tipo de definiciones se realizan mediante el pensamiento y el raciocinio y en ellas se elige o se escoge una opción entre varias o se toma una decisión, efectuando operaciones mentales que luego son expresadas y puestas en ejecución por medio de la voluntad, función mental impulsora de la realización de los actos.
Todo el proceso de elección o decisión, junto con el de ejecución de los actos, está caracterizado por el libre arbitrio individual, esto es, por la libertad. Por esta razón puede afirmarse como principio de certeza que la capacidad de conocer hace libres a los seres humanos.