7- La inteligencia y la voluntad del Pueblo

22.01.2019 16:37

               El ejercicio de la suprema autoridad social debe realizarse por medio de la inteligencia y de la voluntad, las cuales son dos facultades características de los seres humanos, esencialmente necesarias para alcanzar las finalidades correspondientes a esa función. Tal circunstancia exige que la Constitución Política deba establecer como condición de validez jurídica del ejercicio del poder político del Pueblo que el modo de expresión y de funcionamiento de ese poder se ajuste a reglas de aplicación de estas dos facultades.

               La inteligencia y la voluntad del Pueblo serán la suma de la mayoría de las inteligencias y de las voluntades de los individuos que lo componen. En principio parece materialmente imposible que un enorme conjunto de personas libres, con tan diversas opiniones, pueda obrar como una sola inteligencia creadora de sus decisiones y una sola voluntad impulsora de sus actos jurídicos. Pero esa imposibilidad desaparecerá cuando se pueda extender a la gran mayoría de los habitantes el grado necesario de cultura política mediante el cual la nación pueda ascender en la escala evolutiva al estadio superior donde se transformará en sociedad.

               La difusión de conocimientos en la población creará la conciencia colectiva de la ciudadanía y estimulará la creación y expresión de las opiniones políticas individuales; en esas circunstancias se originará una continua comunicación pacífica y constructiva de opiniones, que llevará al encuentro de las coincidencias y a la formación de corrientes de opinión, las cuales desembocarán en la integración de partidos políticos.

               En cada uno de esos partidos se efectuará la asociación de las inteligencias y de las voluntades de sus miembros alrededor de ideas similares que serán difundidas públicamente con la finalidad de obtener el mayor número posible de adhesiones de quienes estén de acuerdo con ellas y, de ese modo, llegar a ser la colectividad política donde se congregue el mayor número de ciudadanos, por lo cual, la que represente la voluntad mayoritaria del Pueblo.   

               Las ideas que articulen los partidos políticos serán claras manifestaciones de la facultad intelectiva del Pueblo y fructíferos gérmenes generadores de su poder político, el cual se expresará en los procesos electorales por medio de los votos de los ciudadanos que apoyen los programas de gobierno de cada partido o los proyectos que estos presenten para reformar la Constitución Política que esté vigente. 

               La actividad de los partidos políticos se desarrollará por medio de acciones colectivas de naturaleza mental en las cuales participarán, con amplias garantías de intervención, todas las inteligencias individuales de los miembros que los conformen, asociando y relacionando los conocimientos y los motivos de interés de todos ellos para acordar, previo debate, el contenido de programas de gobierno, así como los nombres de los candidatos que los representen en el gobierno, o  la redacción de las cláusulas de reformas constitucionales. En esas acciones colectivas se efectuarán múltiples razonamientos, comparaciones, evaluaciones, selecciones y escogencias, hasta el momento en que la coincidencia mayoritaria produzca las decisiones de la colectividad.

               Pero los miembros de los partidos no estarán obligados a sostener y apoyar las decisiones de la mayoría con las que no estén de acuerdo; en esas circunstancias tendrán la posibilidad de retirarse de la colectividad política para asociarse con otra en la cual encuentren coincidencia con sus opiniones, o para fundar un nuevo partido en el que puedan desarrollarse las opiniones que no sean acogidas en el que estaban.

               Los programas de gobierno que acuerde cada uno de los partidos políticos serán los instrumentos en los cuales se expresarán los objetivos, las realizaciones, las acciones, las finalidades y metas de administración pública que se propondrán como proyecto de la colectividad política; serán el conjunto de expectativas que los miembros del partido esperarán ver alcanzadas con las acciones del gobierno de la sociedad. En definitiva, serán el mandato que los electores del partido impondrán a quienes los representen, para realizarlo en el gobierno.

               La circunstancia de que el programa de gobierno de uno de los partidos obtenga la mayoría de los votos de los ciudadanos inscritos en el registro electoral tendrá el valor jurídico de definir que la voluntad mayoritaria del Pueblo, expresada en ejercicio de su soberanía, da el carácter de mandato de gobierno a las disposiciones de su inteligencia contenidas en ese programa y que en esa condición el programa elegido deberá ser fielmente realizado y cumplido por los órganos del poder público en actos de gobierno y de administración pública.

               El hecho de que ese mandato se exprese por la vía del voto de la mayoría de los ciudadanos demostrará que contiene la voluntad de gobierno de esa mayoría, por lo cual obligará a quienes sean elegidos para realizarlo a efectuar sin demoras la totalidad de su contenido, exactamente como sea ordenado y de conformidad con los fines que con él se pretendan.

               En una sociedad que se organice por medio del derecho y dentro de la forma institucional de gobierno democrático, la completa viabilidad del gobierno del Pueblo será consecuencia directa de la formación y expresión de la voluntad política de la mayoría de los ciudadanos; también será la consecuencia de que la expresión de esa voluntad sea el modo de materializarse la soberanía popular, tanto en la función gubernativa como en la función constituyente, siempre y cuando el ordenamiento jurídico sostenga una estructura institucional destinada a mantener la soberanía en las manos de la voluntad popular mayoritaria y evitar que esa voluntad sea tergiversada o suplantada por habilidosos mecanismos de representación, por simulaciones de la democracia o por imposiciones de fuerza militar.

               En las naciones donde predomina el modo de gobierno impropiamente denominado “democracia representativa”, los ciudadanos están permanentemente expuestos a ser subyugados bajo las cadenas del clientelismo que les imponen los políticos convertidos en empresarios electorales, los cuales hacen de la política un lucrativo negocio; no obstante, será posible liberarlos de ese infortunio cuando alcancen la comprensión de los tres siguientes postulados de la democracia:

               1) Los ciudadanos pueden y deben ejercer el poder político mediante el ejercicio de los derechos políticos. Cada ciudadano tendrá ese poder porque esa es la condición inherente a la institución de la ciudadanía;  

               2) El ejercicio de los derechos políticos es el modo directo de participar políticamente en la organización y en el gobierno de la sociedad;  

               3) La participación directa en la política es el camino que conduce a los ciudadanos a obtener la realización de sus expectativas en la organización y en el gobierno de la sociedad.

               La comprensión de estos postulados también mostrará y motivará a los ciudadanos acerca de la necesidad de crear en la Constitución Política nuevas instituciones, o reformar las existentes, con el fin de establecer las condiciones fundamentales y estructurales del ordenamiento jurídico que aseguren y sostengan la vigencia permanente de los elementos esenciales de la soberanía del Pueblo.

               Por el hecho de ser la democracia el resultado de la cultura política del Pueblo resulta evidente que la vigencia de los principios y de las instituciones de este sistema de gobierno depende de que la misma cultura estimule y sostenga la incesante vigilancia de los ciudadanos sobre el desenvolvimiento de la vida social, en la continua sucesión de las generaciones, para impedir que se desnaturalice o se desvirtúe la soberanía del Pueblo por cualquiera de los muchos modos que los enemigos de la democracia utilizan para socavarla. Entre esos modos, los más habituales son los siguientes:

               1) Limitar o restringir a los miembros de los partidos políticos, dentro de los mismos partidos, la libre expresión de sus opiniones políticas con el fin de establecer el predominio de las opiniones de quienes asumen la función de dirigentes.

               2) Eludir dentro de los partidos políticos el cumplimiento de la regla democrática según la cual la toma de decisiones, la aprobación de programas de gobierno o la selección de candidatos para representación de la colectividad, deberá hacerse por votación de todos los integrantes de la misma, de manera que sea definitivo el resultado que obtenga la mayoría de los votos.

               3) Establecer dentro de los partidos políticos: jerarquías, autoridades o situaciones de privilegio a favor de unos pocos de sus miembros, con fundamento en la riqueza, el credo religioso, el empleo de la violencia física o moral, el aprovechamiento de condiciones de inferioridad originadas en la ignorancia, la escasez de recursos patrimoniales o las necesidades insatisfechas.

               4) El ofrecimiento o la distribución de cualquier clase de beneficios, obsequios o empleos, que algunos de los miembros de los partidos hagan a los otros miembros para seducirlos y conquistar su adhesión, con la finalidad de causarles limitaciones en las facultades de elegir y de expresar sus opiniones con plena libertad.   

               5) Utilizar la condición de propietarios de medios masivos de comunicación o de servidores de la publicidad de negocios de los grupos de personas que poseen el mayor poder económico dentro de la nación, o de los grupos que están vinculados con poderosos intereses económicos internacionales, para controlar la información y la comunicación dentro del territorio nacional y de ese modo influir en la formación de las opiniones políticas de los ciudadanos y promover la creación de una sola opinión pública que sea favorable a los motivos de interés que tienen aquellos grupos de personas en la economía y en la política.

               6) Entorpecer, obstaculizar o dificultar de cualquier modo la inscripción en el registro electoral a las personas que tienen los requisitos para acceder a la condición de ciudadanos y al consiguiente ejercicio de los derechos políticos.

               7) Impedir, dificultar o entorpecer el libre ejercicio de los derechos políticos a cualquier persona o grupos de personas.

               8) Obligar a cualquier persona por medio de violencia física o moral para que se afilie a un partido político y permanezca en el mismo.

               9) En los procesos electorales, utilizar la violencia física o moral para obligar a cualquier persona a votar por un determinado programa electoral o por un determinado modo de decisión o por unos determinados candidatos a la representación popular; o comprar el voto de los electores con pago de dinero, entrega de bienes, comida o bebidas embriagantes; o seducir la voluntad de los electores mediante promesas de beneficios personales que serán distribuidos después de las elecciones.

               10) Realizar cualquier clase de actos fraudulentos que alteren los resultados de las elecciones.

               11) La deslealtad en la que incurrirán los candidatos que sean elegidos como representantes del Pueblo en el órgano legislativo cuando, en el ejercicio de sus funciones, no cumplan el mandato del Pueblo que esté estipulado en el programa de gobierno por el cual sean elegidos.

               12) Aprovechar el ejercicio de las funciones públicas en cualquiera de los órganos de las ramas del poder público  y, en general, en la administración pública, para convertirlo en instrumento de poder político personal o familiar o en fuente de enriquecimiento ilícito.

               Muchas otras habilidosas actividades y procedimientos son empleados para desvirtuar la democracia y burlar la soberanía del Pueblo, hasta el punto de convertirla en letra inútil de la Constitución Política, en un simple remedo o simulación que es utilizado para confundir las mentes de la mayoría de los ciudadanos y mantenerlos subyugados, impidiéndoles asumir la función de creadores de las condiciones de su propio futuro.  

               De esta deplorable situación sólo será posible salir mediante el tesonero esfuerzo de quienes se propongan desarrollar la cultura política y difundirla ampliamente entre la población, realizando una incesante y persistente labor de enseñanza, sin desmayos, hasta ver alcanzada la meta de la integración del Pueblo en un gran movimiento de reforma de la Constitución Política y de reorganización de la nación, que lleve a la creación de la nueva sociedad democrática. 

 

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