3 - Los valores que regulan la sociedad democrática

19.01.2019 13:19

               La Sociedad Democrática será el modo de organización social en el que todas las normas del ordenamiento jurídico que la dirijan deberán dar aplicación a los principios rectores de la auténtica sociedad democrática, a saber: libertad, igualdad, solidaridad, equidad, derecho y democracia, y en el que ninguna de esas normas podrá ser contraria a cualquiera de estos principios.

               Una nación podrá convertirse en sociedad democrática y podrá sostener  la estabilidad de su organización social mediante la aplicación de estos principios solamente cuando la mentalidad de la gran mayoría de los ciudadanos los conozca suficientemente y los eleve en su estimación y afecto a la categoría de valores esenciales de su cultura.                

               Pero los conceptos de libertad, igualdad, solidaridad, equidad y soberanía del pueblo no son considerados en las naciones como principios fundamentales, ni como modos de la organización social, ni se les da la importancia que merecen; por tanto, no alcanzan a tener ninguna apreciación como valores sociales.  

               La primera circunstancia de las varias que concurren en las naciones a negar la importancia de estos conceptos o a causar su ocultamiento es la enorme desigualdad de las condiciones de existencia entre la gran mayoría de habitantes en extremada pobreza y la muy reducida minoría de habitantes que detenta el poder y que posee la mayor parte de la riqueza. Esa desigualdad divide a la población en dos grupos muy diferentes, tanto en el número de habitantes que los conforman como en las condiciones en las que cada grupo puede, o no, atender y satisfacer las necesidades humanas vitales o básicas y las derivadas de las básicas, también denominadas culturales.

               Los habitantes pobres de las naciones no pueden satisfacer las necesidades humanas por carencia o insuficiencia de recursos económicos o monetarios y aunque en las Constituciones Políticas estén reconocidos los derechos y las libertades para ejercer esos derechos, el hecho físico de no poder satisfacer las necesidades humanas le deteriora y hasta le suprime a esa gran mayoría de habitantes la libertad que está declarada en las leyes. Son tan reducidas y limitadas las posibilidades de acción y de ejercicio de la voluntad de los habitantes que se encuentran en las condiciones desfavorables de desigualdad que en realidad no pueden ser considerados como seres libres.

               A los habitantes pobres de las naciones la convivencia social se les convierte en muy difícil lucha por la subsistencia, en la que deben enfrentarse solitarios contra rivales que compiten motivados por el sentido del egoísmo y de la ambición, con los cuales han remplazado el sentido generoso de solidaridad y el sentido humanitario de la mutua ayuda; de esa manera, el modo de vida de los habitantes de las naciones desemboca en el intolerante individualismo que destruye la cohesión social.

               La lucha por la subsistencia y la competencia por el triunfo del que más gana, del que más capital acumula, del que más ventajas obtiene y del más rápido, desata el ánimo de la pugnacidad, del ejercicio de la violencia, de la imposición de la voluntad del más fuerte y del desconocimiento del derecho de los otros.

               A su vez, el ánimo de pugnacidad suprime el sentido de la equidad en las relaciones de convivencia, en tanto que el desconocimiento del derecho ajeno relega los derechos humanos a la letra muerta de los textos legales que no se cumplen.

               Así pues, los hechos físicos de la desigualdad social de los habitantes de las naciones, de la falta de libertad, de la falta de equidad, de la falta de solidaridad y de la falta de democracia, impiden que los respectivos conceptos que faltan y son inexistentes puedan ser conocidos y apreciados como principios aplicables a la organización social.

               Los que asuman el reto de ser constructores de las sociedades democráticas tendrán que comenzar a difundir el conocimiento de los principios fundamentales de este tipo de sociedad en ese desolador escenario panorámico del modo de vida de los habitantes de las naciones y después de que germinen las semillas de esos principios tendrán que cuidar el desarrollo y multiplicación de esas preciosas plantas hasta convertirlas en los más queridos valores de la inmensa mayoría de los habitantes de las naciones.    

 

 

 

—————

Volver