3 - Las dificultades para la transformación de las naciones en sociedades

20.01.2019 13:13

               En la actualidad la humanidad apenas llega a las puertas del estado de racionalidad en el que podrá dejar atrás los modos de existencia que la sujetaban a las ancestrales condiciones de animalidad y podrá alcanzar un nivel superior de relación con la Naturaleza, en el cual el conocimiento le permitirá entender al mundo en que vive y conocerse a sí misma.

               Todavía no está bien aprovechado el incipiente conocimiento de lo humano y del Universo; lentamente la difusión de los conocimientos irá acercando las voluntades de la gran mayoría de los habitantes de las naciones a la aceptación de la Ciencia y de la Tecnología como los indispensables instrumentos de organización de las sociedades.   

               No es difícil comprender que en el estado de racionalidad las mentes de los individuos que integran las naciones desarrollarán los modos de relación creadores de lazos de unión que moverán los comportamientos hacia la mutua ayuda y hacia la cooperación. En ese nuevo estado no será necesaria la esforzada y solitaria lucha individual de los seres humanos para sobrevivir ante las dificultades que encuentren en la Naturaleza; se suprimirá el uso de la fuerza bruta y de la violencia que desde la más remota Antigüedad se viene realizando para poseer los recursos naturales y para tener dominio sobre los bienes con los que se satisfacen las necesidades básicas humanas y las derivadas de las básicas. 

               El conocimiento irá creando en la mentalidad de la gran mayoría de los habitantes de las naciones el entendimiento de que lo esencial de la convivencia en sociedad es conseguir las mejores condiciones de existencia para todos e impedir que algunos, mediante el mal uso de la libertad, deterioren las condiciones de existencia de los otros o les imposibiliten obtener esas mejores condiciones de existencia.  

               Así pues, la transformación de las naciones en sociedades democráticas será un sobresaliente proceso que cambiará la mentalidad de las naciones orientándolas hacia la nueva cultura política de la sociedad democrática, no obstante que su enorme magnitud lo haga ver con el descorazonador aspecto de la dificultad rayana en la imposibilidad; pero así son los grandes retos para las grandes voluntades que participan en los empeños más necesarios, justos y útiles, que benefician a las comunidades humanas o a toda la humanidad. 

               Una parte de la dificultad estará en conseguir que se integre un gran grupo de iniciadores del proceso de transformación; otra parte estará en conseguir la difusión del mensaje a la mayoría de los ciudadanos de la nación donde comience y lograr la vinculación de esa mayoría al proceso, motivada por el deseo vehemente de efectuar la transformación. Pese a que son muy grandes estas dificultades, una vez que se hayan superado también serán muy grandes el optimismo y la seguridad de que el proceso transformador podrá culminar de manera eficaz, rápida y estable.

               Cada parte de la dificultad se originará en varios obstáculos. La integración de un gran grupo de iniciadores del proceso estará obstaculizada algunas veces porque sean muy pocas las personas que tengan conocimiento de las causas de la desigualdad, de la inequidad y de la falta de solidaridad que perjudica las condiciones de vida de los habitantes de la nación. Otras veces estará obstaculizada porque a muchas de las personas que tengan ese conocimiento no les convenga ni les interese participar en el proceso de transformación, en razón de que prefieren conservar las actuales condiciones de organización social por ser muy favorables para ellas. Otras veces, muchas de las personas que tengan ese conocimiento y prefieran la transformación podrán estar obstaculizadas por el temor de sufrir las represalias con las que los gobernantes de la nación tratarán de impedir el desarrollo del proceso.

               La dificultad consistente en la difusión del mensaje a la mayoría de los ciudadanos de la nación y en lograr que se vinculen al proceso motivados por el deseo de efectuar la transformación estará obstaculizada unas veces por la pobreza de la gran mayoría de los ciudadanos, la cual siempre estará acompañada de la inexistencia de conocimientos o del muy bajo nivel de cultura política. Otras veces estará obstaculizada por las distracciones en la forma de espectáculos, juegos, conciertos, campeonatos, modas y utensilios informáticos que absorberán la atención de la gran mayoría de los ciudadanos de manera adictiva sujetándolos y alejándolos del conocimiento de las causas de la desigualdad, de la inequidad y de la falta de solidaridad que perjudica las condiciones de vida de los habitantes de la nación. Y  otras veces estará obstaculizada por el temor que sentirán muchos ciudadanos respecto de las ideas nuevas, por encontrarlas disconformes con el modo de vivir que siempre han tenido desde el nacimiento y al cual están acostumbrados, o por el temor a perder las precarias condiciones de subsistencia en las que se debaten.            

               Desde el comienzo de la integración del grupo de iniciadores del proceso de transformación estarán presentes los obstáculos que han sido mencionados y será necesario encontrar los modos más eficaces para superarlos. El obstáculo referente al temor de sufrir las represalias con las que los gobernantes de la nación tratarán de impedir el desarrollo del proceso puede evitarse prescindiendo de darle vistosa, ruidosa y afanosa publicidad al proyecto para atraer en forma masiva a los adherentes. Mientras no estén robustamente consolidados el grupo iniciador y los grupos de extensión en la gran mayoría de los lugares del país, vale más pasar inadvertidos por los que tengan el poder y los motivos para desarrollar los impulsos antisociales. 

 

 

 

—————

Volver