1 - Los elementos de organización de las naciones y de las sociedades humanas

20.01.2019 12:34

               Aunque no existe sinonimia entre los conceptos de nación y de sociedad ha sido muy frecuente la tendencia a darles igual significado, pero la observación de las características especiales de cada uno muestra claramente las diferencias que tienen. Posiblemente el equívoco se origine en los muchos elementos que les son comunes, tales como la población humana, el territorio, los orígenes étnicos de la población, los idiomas, las religiones, las costumbres, la memoria colectiva de la evolución de la población desde primitivos ascendientes y el acervo que se conserve de las producciones materiales y culturales realizadas a lo largo de los siglos, en el devenir de su historia, mediante el continuo trabajo de las generaciones.

               El gobierno también es un elemento común de los dos conceptos. Todos los modos de gobierno, a partir de los jefes de grupos humanos en la Prehistoria y más tarde los reyes, las soberanías, las monarquías absolutas, los estados nacionales y los  imperios han sido formas de regulación de las relaciones entre los habitantes de los países, creadas con el exclusivo fin de satisfacer la conveniencia y el beneficio de los gobernantes y de sus familias. 

               El Estado, que es la forma compleja del gobierno de las naciones, no ha sido más que un instrumento de manejo y dirección de las relaciones humanas con la finalidad de que se desenvuelvan conforme a la conveniencia del gobernante, cuando este es monarca absoluto, o conforme a la conveniencia del reducido grupo de gobernantes, cuando estos son una poderosa oligarquía; así pues, no ha sido el instrumento eficaz de adecuación de la convivencia de los habitantes, mediante el cual puedan alcanzar las necesarias condiciones de existencia que les aseguren el bienestar y el progreso.

               Esta circunstancia es la principal causa de la desorganización de las naciones; de aquí provienen las muy diferentes condiciones de existencia que distancian a la minoría de habitantes que detenta el poder y que posee la mayor parte de la riqueza, respecto de la gran mayoría de habitantes que padece de extremada pobreza, de incapacidad para atender y satisfacer sus necesidades básicas y culturales, de imposibilidad para el ejercicio de derechos humanos y para progresar alcanzando niveles satisfactorios de bienestar.

               La coexistencia en esas condiciones de desorganización exige a todos los habitantes que intensifiquen los esfuerzos en la lucha por la subsistencia; el temor al fracaso les despierta el egoísmo y la ambición, transformándolos en despiadados y crueles, de tal manera que la exclusiva consideración de lo que es conveniente impele a la ruptura de los lazos de cohesión social y hace desaparecer el sentido de solidaridad y de mutua ayuda, con la secuela de que por todas partes se desata el ánimo de pugnacidad, de ejercicio de la violencia, de imposición de la voluntad del más fuerte y del desconocimiento del derecho de los otros.

               A su vez, el ánimo de pugnacidad suprime el sentido de la equidad en las relaciones de convivencia, en tanto que el desconocimiento del derecho ajeno relega los derechos humanos a la letra muerta de los textos legales que no se cumplen.

               El aumento de la desigualdad entre el modo de vivir característico de la minoría propietaria del mayor poder económico y el modo de vivir de la gran mayoría de la población, que lucha por subsistir, separa y pone muy distantes a los que tienen el poder político, la riqueza y el bienestar, de los que nada tienen, ni siquiera la esperanza de salir de esa deplorable situación. Así, por inevitable consecuencia, los individuos que padecen con las abrumadoras condiciones de desigualdad tienen tan reducidas y limitadas sus posibilidades de acción y de ejercicio de su voluntad, que en realidad no pueden ser considerados como seres libres.

               Pero las indignas condiciones de existencia de los habitantes, que han sido habitualmente desarrolladas en las naciones, pueden ser suprimidas y desaparecer definitivamente cuando las naciones se transformen en sociedades. La sociedad será la nueva forma de convivencia de los seres humanos; servirá de medio de existencia y de apoyo a los individuos que la integren.

               Así, el verdadero concepto de sociedad humana se concibe como el modo de organización de la vida de una nación dentro de las normas del derecho y dentro de la vigencia de los principios de libertad, igualdad, equidad, solidaridad y soberanía del pueblo. Ese modo de organización, de característica esencialmente democrática, hará posible alcanzar las óptimas condiciones que aseguren una forma superior de existencia de los seres humanos.

               Aunque la sociedad será una creación de la mente humana, no será un mecanismo artificial caprichosamente elaborado; será un prodigioso alcance del conocimiento con el cual la Ciencia proveerá los modos de organización que aseguren a todos los individuos integrantes de la comunidad social las condiciones necesarias para desarrollar su existencia de manera satisfactoria y feliz, en armonía con la Naturaleza, consiguiendo que sirvan para dejar a las generaciones subsiguientes un mundo mejor que el que existía cuando nacieron.

               Por tanto, la esencia o naturaleza de la sociedad humana consistirá en ser el medio de convivencia y de apoyo de los individuos que la integran, para que puedan desarrollar sus vidas dentro de las mejores condiciones de bienestar, libertad y conocimiento. Esa finalidad será su característica principal y el exclusivo objeto de sus funciones, de suerte que la sociedad no será el simple marco natural donde se desarrollen espontánea y desordenadamente las circunstancias físicas, económicas, culturales y de organización que influyen en el modo de vivir y en el desenvolvimiento de las actividades de los habitantes, sino el medio firme, estable y solidario de vinculación de los individuos humanos que, fundamentado en los conocimientos científicos, empleará y dirigirá ese conjunto de circunstancias del modo más favorable a todos los habitantes.

               El carácter democrático de la sociedad humana se manifestará en el ejercicio del poder político de cada uno de los ciudadanos, mediante el cual ellos propondrán programas de regulación de la convivencia, de realización del trabajo y de organización de la sociedad, con la finalidad de que sean llevados a la escogencia de la ciudadanía en los procesos electorales, donde podrán recibir el apoyo mayoritario. Los programas que sean elegidos serán el mandato obligatorio de la voluntad del pueblo, el cual deberá convertirse en leyes y, por ese medio, deberá ser ejecutado y cumplido a través de los órganos de la administración pública y de los demás órganos de las ramas del poder público. Por tanto, el poder político de la mayoría de los ciudadanos, con el cual se manifestará el apoyo a los programas de gobierno que sean libremente escogidos, será el fundamento del poder político del pueblo, con el cual se realizarán las finalidades esenciales de la sociedad.

 

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